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CONTENIDO
Resumen
1. Presentación
2.
El Objeto y Método del Conocimiento: Dos Constructos Problemáticos
3.-
Breves Consideraciones sobre el Objeto y Método en Contabilidad
4.
La Postura Epistémica Positivista: Una Versión Metodológica Hegemónica e
Insuficiente
5. Bibliografía Básica
Es un error pedir a la ciencia la
prueba de la objetividad de lo real,
porque esta objetividad es una concepción del mundo,
una filosofía y no puede ser un dato científico
Antonio Gramsci
(Introducción a la filosofía de la praxis)
Resumen
El trabajo intenta de manera tangencial, pero no por ello reflexiva, colocar en
controversia ciertas reflexiones sobre el estatus de cientificidad de la
disciplina contable. Con ocasión de las diferentes distancias conceptuales
sobre el tema, se tocan puntos sensibles al debate académico, en donde se
interrogan problemáticas como la construcción del objeto de investigación de
la contabilidad, las variables metodológicas, las posturas epistemológicas y
la crítica a algunos acercamientos contables, que desde lo epistémico
pretenden hallar cierto rigor conceptual para interpretar lo normativo contable,
sin develar que la estandarización, es en últimas un proceso de racionalización
del capital, que evidencia un trabajo destinado a elucidar los mecanismos que
garantizan y legitiman el poder de las grandes corporaciones transnacionales.
Palabras claves: Estatuto de cientificidad, epistemología, objeto, método,
contabilidad, disciplinario.
1. Presentación
Es necesario reconocer que toda reflexión sobre lo disciplinar contable, emerge
y está determinada por el conjunto de factores económico-sociales que la
condicionan. De esta forma el surgimiento del núcleo problemático de esta
disciplina, responde al conjunto de intereses que subyacen de la evolución del
capitalismo como sistema planetario.
La historia de la contabilidad, por tanto, como campo de conocimiento, está
imbricada en la historia del capitalismo, en tanto, ésta sirve como sustrato
que provee al capital, de cierta "racionalidad científica" para dar
solución a las nuevas demandas surgidas del mundo de la modernidad, expresadas
entre otros, por la conformación de "un mercado mundial siempre en expansión
que lo abarca todo, capaz del crecimiento más espectacular, capaz de un
despilfarro y una devastación espantosos, capaz de todo salvo de ofrecer
solidez y estabilidad" (Berman,1991: 5)
Es en la fracturación o ruptura del orden feudal, donde se crean nuevas
necesidades económicas y sociales de información que reclaman coetáneamente
la emergencia de innovadoras formas de conocer, al igual que herramientas técnicas
para la manipulación de los escenarios transacionales del nuevo mapa económico
y empresarial. Por otra parte, es necesario recabar cómo el conocimiento
contable desde su período de gestación se comprometió menestralmente con un
pensamiento netamente utilitarista y pragmático, donde la perspectiva asumida
quedó circunscrita a la dimensión técnico-instrumental de los haceres, donde
se fue instalando una forma unidimensional de juzgar y evaluar los resultados de
un conocimiento cuyos vectores tenían que ver con la acción de un mundo
eficiente y práctico, sin tomar en consideración el valor fundamental del
conocimiento de, crear a la usanza Kantiana un "mundo para sí", en
donde, a la par que se transforme el mundo material, se transforme también el
mundo subjetivo y autónomo del conocer.
La contabilidad desde su proceso de gestación como disciplina, escamoteó y
desarrolló posteriormente su práctica a través de la experiencia. Por ello,
la reflexión contable situó su preocupación sobre la construcción de las
aplicaciones contables, antes que en la centralidad de la reflexión epistemológica,
para desde la construcción teórica rigurosa problematizar el campo de su
actuación. Considera, entonces, su quehacer como el paso de los
"hechos" de la realidad a los conocimientos y bien es conocido que el
empiroinductivismo, no reconoce un hecho en la ciencia como dependiente de las
teorías y de los sistemas de reglas metateóricas.
2.
El Objeto y Método del Conocimiento: Dos Constructos Problemáticos
2.1. El Objeto y sus Antinomias
Una ciencia es en esencia un objeto de conocimiento y un método para su
aprehensión, aproximación, interpretación y análisis; método que será
definido por la naturaleza misma del objeto de investigación. Esto es, todo método
depende del objeto de investigación el cual está mediado por procesos de
significación, intencionalidades, simbolizaciones e intereses de los sujetos
epistémicos que los construyen. El método, se traduce, entonces, en un
conjunto de postulados, reglas, normas, institucionalizadas - por lo que Thomas
Khun a dado en denominar - comunidad científica socialmente reconocida.
Ahora bien, la actividad cognoscitiva no está controlada por lo aparente, por
lo obvio, por lo visible e inmediato, ni por la observación individual directa.
El hombre, en su afán cognoscitivo tiene la capacidad de simbolizar y construir
universos de representación y formas de representar, abstrayéndose de la
impresión directa y, cuando realiza este ejercicio crítico moldea y organiza
tanto la realidad extrasubjetiva como su propia subjetividad. Solo en este
estadio, se puede decir, que se ha asumido el reto de la problematizar la
realidad, que no es otra cosa que, construir objetos del conocimiento.
La investigación científica, se organiza entonces, en torno a objetos
construidos que no tienen nada en común con aquellos fenómenos aparentes,
delimitados por la percepción ingenua y espontánea; por lo cual se puede
inferir que, la ciencia tiene una logicidad dialéctica, cuando construye su
objeto en contra del sentido común; esta premisa implica correlativamente
superar las nociones comunes, esto es por ejemplo, el conocimiento incipiente o
rudimentario de objetivaciones lingüísticas; para determinar de manera
contundente que un objeto de investigación, por parcial o parcelario que
parezca, no podrá ser definido, delimitado y construido, sino, a la luz y en
función de una problemática teórica, que permita someter de manera rigurosa a
un sistemático examen todos los aspectos de la realidad puestos en escena para
su aouscultamiento. Solo una visión mutilada y bisoña de la construcción
científica, puede hacer de la subordinación a los hechos el imperativo por
excelencia para la definición del estatuto de cientificidad.
Cualquiera sea el estatus que se le asigne al mundo de la realidad fáctica, en
los planos culturales, sociales, materiales o temporales, la construcción de
los objetos como abstracciones, no procede de una amalgama y colección de
hechos autoevidentes que poseen universalidad per-se para todos los
observadores. Por tanto, como lo argumenta el profesor Gallego Badillo, "un
objeto de conocimiento es un ámbito construido y delimitado por la mente del
sujeto cognoscente, en plan de hacer un mundo para sí, por lo que existen
dichos objetos en la medida en que se posea una ambición y un interés
intelectual (contrastar las hipótesis o predicciones que se hacen desde el
saber que se sabe) que pretenden elaborar un espacio para la intervención, el
control, la transformación, y el dominio, como garantía sin la cual ese hacer
un mundo para sí no es más que una retórica. De esta manera, palabras más
palabras menos, el conocimiento como una actividad humana es eminentemente
intencional, lo cual supera la vieja concepción aristotélica de un conocer que
obedece a la mera curiosidad", (Gallego, 1996:301); esto es, serán dables
tantos objetos de conocimiento cuantas intencionalidades cognoscitivas posea el
investigador o el colectivo epistémico.
La ciencia, por tanto, no comienza con el hecho, sino con los problemas y con el
esfuerzo por resolverlos desde el plano de las abstracciones que constituyen
pisos autorreferidos para sus confirmaciones o nuevas distinciones, es decir que
la realidad científica, es una construcción ininterrumpida, en donde lo real
nunca tiene la iniciativa, en tanto, solo puede dar respuestas en la medida en
que proceda a interrogársele. Dicho en palabras Bachelardianas, el vector
epistemológico va de lo racional a lo general y no a la inversa.
En conclusión, los hechos no hacen diferenciables los conceptos, aún cuando,
siempre es necesario, como elemento subsidiario, un referente empírico. Los
conceptos se diferencian y caracterizan en virtud de las relaciones mutuas que
establecen entre las diversas abstracciones pertenecientes a una red conceptual;
luego entonces, los conceptos son en cierto sentido "objetivos" y
eficaces, no en razón exclusiva de su caracterización externa, sino gracias a
su posición relativa dentro de un entramado conceptual o sistema teórico.
2.2. El Método: Más allá del Falso Tecnicismo y de la Dicotomía
Epistemológica
Entre los teóricos que abocan el análisis de la problemática relación entre
ciencia y método, existen dos tendencias marcadas: en primer lugar, los que
desde una postura excluyente descalifican la discusión sobre un cierto
pluralismo metodológico y, defienden la existencia de un método único (el método
científico) , que se aferra a la concepción de la unidad de la ciencia
soportada en el criterio del monismo metodológico y la unidad doctrinal, que
posibilita la validación de una sola forma de hacer ciencia y; en segundo
lugar, aquellos que aceptan la existencia de dos métodos científicos, uno
encargado de operacionalizar el funcionamiento de las ciencias naturales y
exactas y otro que reclama la autonomía de las ciencias sociales, humanas o del
espíritu.
Los primeros, exigen que los métodos sean rigurosos y, esta rigurosidad deviene
de la permanente experimentación y matematización de la realidad, que es lo
que en últimas entrega el estatus de ¨objetividad¨ científica tanto a las
ciencias naturales como a las sociales. Quienes adhieren a estos postulados no
aceptan otras variables de construcción científica, en tanto éstas
comprometen el rigor científico y una supuesta neutralidad axiológica o
valorativa.
Silvio Sanchez Gamboa, al referirse a este tema controversial, plantea:
"El método, considerado como único criterio de objetividad, transforma el
objeto a sus códigos, lo reduce, lo diseca, lo divide en sectores, lo suma, lo
interrelaciona y lo sacrifica al rigor lógico. La primacía del método, sea
como lógica de la razón, método de la experiencia, o método lógico matemático,
es cuestionada hoy en día, ante la desvirtualización del objeto, cuando se
piensa que éste debería tener la primacía frente al método y la objetividad
debería centrarse en el objeto y no, como lo constatado en nuestro estudio, el
la validez de los instrumentos, en la exactitud de la definición operacional de
los términos o en la rigidez del proceso lógico racional" . (Gamboa,
1998:37).
Los segundos, se apartan de ese trasteo mecánico, lineal y automático, que
desde las ciencias naturales se pretende extrapolar metodológicamente hacia las
ciencias sociales y, defienden la autonomía de estas últimas, buscando una
orientación metodológica desde núcleos de comprehensión y de interaccionismo
simbólico, en otras palabras, la estructuración de un método diferente que
permita dar tratamiento específico a la subjetividad.
Este dualismo metodológico, se expresa en la polaridad que emerge de la dicotomía:
objetividad-subjetividad y explicación-comprensión. Las primeras están
enraizadas en las posturas que devienen de los enfoques positivistas y las
segundas que tienen como matriz analítica la fenomenología y la hermenéutica.
La diferencia entre una u otra postura se encuentra instalada en los
presupuestos gnoseológicos y epistemológicos, que cada cual maneja con
referencia a la relación dialéctica sujeto-objeto. Jerarquizar una de ellas,
determina serias implicaciones para todo proceso de investigación: Si el
proceso del conocer se centraliza en el objeto, se estaría hablando de una
observación controlada, cuantitativa y unívoca; si por el contrario, la
jerarquización se traslada al sujeto, el proceso cognoscitivo estaría mediado
por la comprehensión sensorial, el análisis cualitativo, en desmedro de la
observación controlada. Visto lo anterior, puede decirse que,
"el método amenaza con fetichizarse y fetichizar también su objeto, por
tal motivo se torna necesario reflexionar sobre el mismo, cuestionando sus
propios fundamentos. Interrogar los métodos utilizados en la investigación
científica, es una tarea histórica de la filosofía que nos ayuda a tomar
consciencia de su importancia, sus limitaciones, sus implicaciones y
contradicciones". (Gamboa, 1997:27).
3.-
Breves Consideraciones sobre el Objeto y Método en Contabilidad
3.1. El Objeto de Conocimiento Contable: Un Concepto Inacabado
Inevitablemente, la Contabilidad - como cualquier otro campo disciplinar- al
enfocar la realidad, la delimita y la moldea para constituir su objeto de
conocimiento, con lo cual se obtiene una imagen, una forma de representación y,
porqué no, una forma específica de concepción del mundo. En esta trama
interpretativa y en esta adhesión a un cuerpo teórico, se establece una
actitud, que sirve a los contables para desarrollar su práctica o aproximación
científica, desde los trampolines y criterios que han surtido y alimentado una
tradición, que obviamente ha tenido que traspasar varios mojones y obstáculos
para su paulatina perfectibilidad.
Fortunosamente, en este proceso lento pero creciente, no ha existido uniformidad
y homogeneidad y, por el contrario, coexisten dispersamente teóricos con muy
diversos intereses, inclinaciones e incluso posturas ideológicas. Aún cuando,
es dispendiosa la revisión de estas múltiples concepciones sobre lo contable,
lo cierto es que, la reconstrucción de la historia de la contabilidad como
disciplina, permite y permitirá deshilar un apretado tejido de confusiones e
incertidumbres para, finalmente, fundamentar sobre esas consideraciones una
reflexión que posibilite trazar una línea específica de trabajo, que implique
unos desarrollos menos instrumentales y más desde la reflexión de lo epistemológico.
El origen primigenio de la problematización contable, estuvo congénitamente
vinculada a estructuras propias del conocimiento lógico -matemático, refiriéndose
a este carácter de la contabilidad - Tua argumenta - cómo éstos nexos emergen
de la substantivación del mundo de los negocios con la necesidad de encontrar
simbologías de representación, que dieran cuenta de las necesidades de
información propias de ese estado societal de intercambios limitados.
"las primeras manifestaciones de nuestra disciplina se adscribieron a ámbitos
próximos a las matemáticas y, en especial, a la aritmética comercial. No podría
ser de otro modo, si tenemos en cuenta la utilidad de ambas disciplinas en el
campo de los negocios; las dos servían al comerciante que, en su actividad
todavía primitiva, estaba obligado a hacer numerosos, complejos y frecuentes cálculos,
con utilización abundante de las cuatro reglas, procediendo, lógicamente, al
registro ordenado y adecuado del resultado de tales operaciones". (Tua,
1995:124).
Por la fuente de nacimiento y por su inherente estructura interna, se puede
afirmar que el conocimiento contable se vale de herramientas simbológicas,
propias del conocimiento lógico-matemático, para construir significados y
formas de significar la realidad que está abocada a interpretar. Esto no
implica reconocer que la contabilidad sea un saber puramente lógico-matemático,
al contrario la fuente interpretativa se halla en la realidad social o mundo
extrasubjetivo. Si se reconoce que esa realidad social es un todo integrado, que
comporta un carácter dual, en términos de facticidad objetiva y significado
subjetivo, que la hace "sui generis"; mal podría abocarse la
construcción de la problemática de la contabilidad (objeto de investigación),
desde el espacio reducido de la matematización de la facticidad objetiva,
dejando de lado las abstracciones cualitativas de la dimensión subjetiva de la
realidad social.
De esta reflexión se desprende la consideración de que la contabilidad, como
conocimiento social, debe construir sus objetos reconociendo ese carácter dual
de lo social, en tanto, la realidad fáctica, con cierta pertinencia puede ser
abocada con métodos similares a las ciencias naturales, en tanto esto no es fácilmente
reconocible y validable para los significados subjetivos. En esta dirección el
profesor Rafael Franco Ruiz, deja ver su impresión, diciendo:
"La aprehensión de objetos materiales como objetos de conocimiento han
mantenido a la contabilidad en estado de empirismo y pragmatismo, causa esencial
de su subdesarrollo científico, determinando una conjunción con su naturaleza
para establecer que conocimiento es descripción y esta se determina por las
condiciones jurídico económicas establecidas por unas relaciones de poder
existentes en un momento determinado, condiciones del entorno, con lo cual se
establece una verdad para cada momento histórico y para cada realidad social;
la imposibilidad de establecer verdades trascendentales en el tiempo y en el
espacio, desde luego, dentro de la relatividad de esta" (Franco, 1998:234).
La posibilidad de construir, entonces, un status científico para la
contabilidad, como ciencia social, pasa por reconocer que la transformación de
esa realidad depende de la posibilidad de ser captada en su dimensión "sui
generis" y no sesgada por una forma parcial y unilateral, en la que se
aceptan como válidos los presupuestos metodológicos de las ciencias físico-naturales
o, aquellos derivados acríticamente de sus procedimientos.
3.2.1. El Método Contable, la Concepción Originaria y sus Antinomias
El primer intento de racionalidad científico-contable, se caracterizó por
privilegiar lo metodológico, es decir, la consecución de un método eficaz
(partida doble), mediante el cual encontrar o descubrir estructuras de
significación que dieran cuenta de las descripciones de los fenómenos
transaccionales y de las necesidades de información inherentes al desarrollo de
una economía que perfeccionaba y complejizaba su sistema de intercambio. Así
lo constata el aparecimiento del método de partida doble, que no es otra cosa
que un algoritmo matemático constituido en elemento simbológico de
representación de la realidad transaccional propia de una sociedad mercantil de
intercambios limitados, antesala inmediata del advenimiento del gran capital.
José María Fernández Pirla, argumenta que,
"El método de Partida Doble responde a un sistema de representación económica,
porque indudablemente establece un medio de registración para cada ciclo económico
el cual suministra la base para aquella. Este método registra todo movimiento
económico, y debe tenerse en cuenta en este orden que en cada uno de éstos hay
un origen o fuente de financiación y un fin o concreción en valores
capitales" (Fernández, 1977: 109).
El método de partida doble, es justamente una dirección estructurada, a la
manera de un algoritmo, para captar los hechos, inventariarlos e inducir en
ellos generalizaciones, en los que la imaginación y creatividad están
prohibidas. En últimas, la contabilidad desde su creación como disciplina fue
proclive a la acción repetitiva y mecánica de los haceres, en donde no existió
una actividad cognoscitiva que vertebrara y dirigiera la construcción casi
continua de estructuras conceptuales, metodológicas, axiológicas y
actitudinales, como formas a través de las cuales el colectivo contable,
organizara las representaciones informacionales, con el fin de expresarlas en el
lenguaje correspondiente y dirigir, ahora sí, sus actuaciones a implementar los
sistemas, aplicaciones y resultados prácticos deseadas.
Refiriéndose al criterio metodológico de la partida doble, el profesor Efrén
Danilo Ariza, reivindica el mérito de Paciolo, argumentando, que es un sistema
que,
"recogía las principales prácticas contables referidas a su vez a las
principales actividades y racionamientos mercantiles adelantadas en Venecia,
quedando claro que si bien el libro fue impreso en 1492 el método veneciano
deviene de tiempo atrás.
En términos generales a este método lo caracterizan los siguientes aspectos:
· Que el primer registro lleva al debe la cuenta caja o al debe de las mercancías
el monto del aporte del comerciante al negocio, simultáneamente y por el mismo
monto en el haber de la cuenta de capital.
· La colocación de las dos cuentas y cantidades frente a frente.
· La expresión de cada transacción (registrados tanto en el libro diario
registro cronológico, como en el libro mayor registros específicos)".
(Ariza,2000:118).
Este rápido recorrido por la concepción originaria del método contable,
coloca al descubierto que en términos de conocimiento contable aún hay una
brecha larga por recorrer y, esto es explicable, en tanto como lo plantea Moisés
García García:
"Si la contabilidad como práctica es tan antigua, la contabilidad como
disciplina teórica es, por el contrario relativamente reciente, aparte de la
obra de Pacciolo, que cumplirá pronto sus quinientos años, podemos afirmar que
las primeras generalizaciones y abstracciones que merezcan el calificativo de
científicas datan solamente del siglo pasado (se refiere al siglo
XIX-subrrayado nuestro). Ello nos puede dar una idea del lentísimo proceso de
gestación de la ciencia contable". (Garcia1982, citado en
Lara,1990:236-237).
Circunstancia explicable, entre otras, por una razón contundente en la
construcción de cientificidad y, es, la "congénita debilidad metodológica
unida a un espíritu pragmático que frecuentemente adquiere caracteres de
verdadero oportunismo en la creación científica de las teorías
contables" (Garcia1982, citado en Lara,1990:237).
3.2.2. La Renuncia a la Construcción Teórica : un Obstáculo a Superar en la
Disciplina Contable
La contabilidad como disciplina tiene aún un debate inconcluso: la construcción
de su verdadero estatus de cientificidad, en tanto, en su recorrido histórico
ha estado presente una especie de empirismo radical, que ha desdeñado por
siempre la construcción teórica, haciéndola de hecho vulnerable a nuevas
apropiaciones conceptuales. Cada vez que los contables creen eludir la problemática
teórica en función de un pragmatismo inconsecuente, están dominados por
cierto primado que desconoce los vectores epistemológicos de la construcción
científica. Posiblemente, el rezago investigativo del conocimiento contable se
origine en esta hipótesis aún por demostrar.
La estructura simbológica de la contabilidad (lo contable, lo que se deriva de
la acción de contar), debe estudiarse dinámicamente, dentro de las
circunstancias de tiempo, modo y espacio, que condicionan su gestación, y
dentro de una perspectiva de devenir inacabado, falible, siempre abierto a
cambios y transformaciones permanentes.
Un buen ejercicio interpretativo para abordar la reflexión de la historicidad
contable, estaría referido a la utilización de categorías conceptuales como
las sugeridas por Fernad Braudel , que remite a situar el análisis de la vida
social desde diversos puntos de observación, que involucren variables como la
espacialidad, la temporalidad, los ordenes sociales y las jerarquías, para
desde un amplio espectro interpretativo precisar las falencias, las debilidades,
pero también las fortalezas y fundamentos científicos de la contabilidad. Solo
de esta forma, los contables podremos asumir una posición más desde la
consolidación de una comunidad académica, que privilegie la competencia teorética
a partir de la cual ordenar la realidad extrasubjetiva y menos desde una postura
pragmática y gremialista y en oportunidades ecléctica de la disciplina.
4.
La Postura Epistémica Positivista: Una Versión Metodológica Hegemónica e
Insuficiente
Históricamente, podrían ubicarse los referentes positivistas en la Europa de
finales del siglo XVI y comienzos del XVII, con ocasión de la emergencia de las
concepciones Copernicanas y Galileanas, que destruyeron la física Aristotélica
prevalente por más de dos mil años. Al surgir las ciencias positivas con su método
matemático experimental, se derrumba estruendosamente todo el edificio filosófico
Aristotélico, incluyendo la metafísica, quedando desbrozado el camino para que
en los siglos subsiguientes ganaran criterio hegemónico las denominadas
ciencias de la naturaleza. El siglo de la arrogancia, como ha sido catalogado el
periplo del XIX, acogerá la tesis omnicomprensiva de Comte, de que todo lo que
tenga que ver con la lógica, metafísica o ideología, es una fantasmagoría
vana y un sueño, cuando no un absurdo.
El positivismo, entonces, recoge el legado de éstos siglos y extenderá
fatalmente el acta de defunción a la filosofía, elaborando las piadosas fábulas
que delinean el paso irreversible del conocimiento religioso al filosófico y de
éste al conocimiento científico, estadio donde se anuda el pensamiento moderno
y donde aflora la idea de progreso ilimitado, de visión optimista del mundo, de
itinerario ascendente del hombre que pasa de la primitividad arcaica a la edad
madura de la supremacía de la razón.
Esa interpretación optimista de la historia como superación de las
precariedades del pasado, coloca a la razón, como faro orientador de la
emancipación de las sombras y de las cadenas del pasado, tanto más oscuro
cuanto más lejano. Se inaugura con ello, una concepción maniquea de la
historia, que vincula al progreso con los pueblos civilizados e ilustrados y al
atraso con la servidumbre y la barbarie, distancia que define y delimita el
campo entre la "libertad" ilustrada y la ignorancia de los salvajes, a
los cuales no les espera otro futuro más promisorio que el de desaparecer o ser
absorbidos por la fatalidad civilizatoria que no perdona las reliquias del ayer.
Teóricos como Condorcet, llegaron incluso a profetizar que se estaba ante el
advenimiento de la "décima era de la humanidad", en donde todas las
naciones tendrán que llegar al estado de civilización al que han llegado los
pueblos más ilustrados, los más libres: Los Franceses y los Anglosajones.
Existen diferentes maneras de caracterizar el positivismo , uno de ellos es el
llamado positivismo moderno, vinculado a la teoría verificacionista de la
ciencia, a la experimentación científica y a la unicidad de las estructuras
metodológicas, cuyos principios vectores característicos son:
1. El Monismo metodológico, esto es, por sobre la diversidad de construcciones
problemáticas u objetos temáticos de la investigación científica, existe la
idea de unidad de método. En cuanto se refiere a lo doctrinario, no es
necesario que sea unívoco pero sí homogéneo.
2. El segundo principio, hace referencia a la consideración de que las ciencias
naturales exactas, en especial, la física y la matemática se constituyen en el
barómetro metodológico que mide el grado de desarrollo y perfectibilidad de
las demás disciplinas, incluidas las llamadas ciencias humanas, sociales o
ciencias del espíritu.
3. El tercer principio hace alusión a la explicación causal, la cual se halla
soportada en el carácter invariable de las leyes naturales, que consiste más
explícitamente, en la subsunción de casos individuales para ser explicados
bajo la impronta de las leyes generales hipotéticas de la naturaleza. Esta
postura causalista, está atravesada por el afán predictivo, que consiste ante
todo en ver para prever, en mirar desde la atalaya de lo que ocurre al horizonte
de lo que ocurrirá. El trabajo científico queda constreñido a las
experiencias de laboratorio, con el fin de descubrir las leyes causales que
gobiernan el mundo, seguido por la convicción dogmática de la universalidad y
necesidad de las leyes físicas, como categorías capaces de garantizar la
infalibilidad del conocimiento científico.
4. Un último principio, tiene que ver con el interés dominador que el
positivismo reivindica y que le es consubstancial a los intereses que
representa, si se comprende que esta variante epistémica, es hija legítima de
la sociedad moderna caracterizada por la alucinación perversa de la utilidad
del dinero y de la conversión del hombre, en una herramienta de exactitud, de
producción y de intercambio.
El positivismo niega la reflexión filosófica, la considera propia de
mentalidades atrasadas, primitivas, superadas por un espíritu autosuficiente y
progresista. No de otra manera se explica, que sea en los países Europeos con
clara vocación imperialista, donde emerja y se desarrolle con más ahínco la
doctrina positivista, como una doctrina enteramente semejante a la situación
del creyente respecto de los dogmas inmaculados de la fe revelada. Los
"hombres de ciencia", son alérgicos a la filosofía, habituados solo
a sorprender con un conocimiento experimental y matemático.
Así planteado el problema epistemológico, en el positivismo no aparece la
dimensión social, ni su capacidad de dar a la práctica científica una
direccionalidad humana. Pero la verdad sea dicha, todo acto de conocimiento por
sutil que parezca, esconde una toma de posición que importa una respuesta implícita
al problema de la relación entre conocimiento científico y conocimiento filosófico.
De la solución, que se le dé a esta relación emerge una concepción del
hombre, del mundo, de organización de la sociedad y, porque no, de una práxis
política liberatoria.
4.1. La Disciplina Contable como Gregaria del Positivismo
El positivismo, en su amplia significación Comtiana, ha tenido como pretensión
ser el exponente de la hegemonía de la ciencia. La contabilidad como
disciplina, no ha estado exenta desde su génesis de motivaciones positivistas.
La teoría jurídico personalista de Cerboni o, la teoría económica de Besta,
no tienen cabal sentido sino dentro de esa concepción monolítica del
positivismo.
4.1.1. La Escuela Toscana y la Dogmática Jurídico-Contable
Giuseppe Cerboni, principal representante de la escuela Toscana o jurídica
-personalista, en su Primi Saggi de Logismografía (1873), define a la
contabilidad como: "La doctrina de las responsabilidades jurídicas que se
establecen entre las personas que participan en la administración del
patrimonio de las empresas" (Tua, 1995:128). Esta postura considera las
responsabilidades jurídicas como objeto de conocimiento, en donde los universos
de representación y las formas simbolizar la realidad transaccional, están
reservadas con exclusividad a la estructura lógico-matemática objetivada en la
partida doble.
La escuela jurídica o personalista de Cerboni, estructura su carácter
legalista sobre la base de la contabilidad como medio de prueba. Este espíritu
reduccionista de la disciplina, hacia una especie de dogmática jurídico-contable,
imposibilita introducir variaciones o correcciones es la esfera de las
aplicaciones prácticas y de la investigación contable. El desarrollo
disciplinar, queda así, subsumido en la "pureza" descriptiva de la
información patrimonial del comerciante, a cuyo tenor, un determinado hecho es
imputable a la norma, en virtud de la cual adquiere la estricta significación
contable.
4.1.2. La Escuela Económica y el del Controlismo de Fabio Besta
Visto el escenario desde la perspectiva temporal Braudeliana del largo plazo o
"longee durée", puede decirse que, las condiciones político-económicas
derivadas de la primera revolución industrial, habían creado el clima para la
operacionalización de las modernas fuerzas revolucionarias del capitalismo;
esto es, la economía de exportación, la gran ciudad metropolitana, el
desarrollo de la industria manufacturera y la expansión orgánica del Estado;
circunstancias que posibilitaron ejercer un influjo decisivo sobre la estructura
organizacional de la empresa, que empieza a instrumentar perfiles más
definidos, pues el derecho de propiedad - objeto de intervención de la escuela
legalista -, cede parte de sus poderes a los órganos administrativos y de
control de la información económica, circunstancia que de forma inevitable
define un nuevo rol de intervención de la práctica contable, en tanto solo a
través del primado del control es posible la disminución de los niveles de
incertidumbre derivados de la velocidad con que cambian los escenarios.
Como queda consignado, la contabilidad tiene como propósito la construcción de
un saber utilizable técnicamente y, que además, se constituya en un
instrumento de racionalidad del gran capital, es decir, el soporte técnico que
permita cumplir con la ley inexorable de maximización de utilidades a mínimo
costo. Esta actitud dominante del paradigma del control (como algunos lo han
denominado), a que es arrastrado el saber contable, excluye las dimensiones
contradictorias de lo social, olvidando la injerencia de los contextos en la
modulación de los sistemas contables.
Para una disciplina como la contable, con una orientación inmediata hacia la práctica,
lo anterior es de meridiana importancia, sobre todo, en lo que concierne a la
utilización del saber, porque el valor de las teorías no puede ser evaluado a
expensas de sus referentes sociales. El profesor Tua, al tratar de interpretar
los postulados de Besta y la vincularidad de la contabilidad con la economía de
empresa, distingue tres facetas en la administración hacendal: la gestión, la
dirección y el control, en donde la función contable debe estar centrada en el
control de la riqueza hacendal, colocando especial énfasis a la naturaleza económica
de la disciplina contable.
Como síntesis conclusiva, Tua citando a Goxens Duch, trata en una apretada síntesis
de condensar el pensamiento Contista de Fabio Besta:
"La contabilidad desde el punto de vista teórico, estudia y enuncia las
leyes del control económico en las haciendas de cualquier clase, y deduce las
oportunas normas a seguir para que dicho control sea verdaderamente eficaz,
convincente y completo; desde el punto de vista práctico, es la aplicación
ordenada de estas normas a las distintas haciendas" . (Tua, 1995:134).
De esta forma, se fue consolidando un estilo de quehacer contable, cuya
manipulación, dominio y control estará centralizado estratégicamente en manos
de quienes detentan las estructuras económicas a nivel planetario. No de otra
forma se explica, porqué la construcción de lo disciplinar contable deslindó,
de manera trágica, hacia la aberrante consolidación de la exegética normativa
de la aceptación generalizada, fundamentalmente derivada de las crisis del
sistema capitalista, en especial del Norteamericano, que se presentan de manera
recurrente como inevitable.
Sin duda, en el contexto de la discusión sobre el encuadre del conocimiento
contable, desde el escenario positivista, académicos de la Universidad de la
Patagonia, argumentan:
¨La raíz histórica del desarrollo de la contabilidad a partir de la escuela
positivista y pragmática fundada en la doctrina anglosajona, incidió
notoriamente en el pensamiento contable, que se asumió fundamentalmente - como
un ¨saber hacer¨ (Know-how), es decir, como una técnica. Primero ¨técnica
registral¨, luego ¨técnica de medición del valor¨ y por último ¨técnica
de la información¨.
Esta circunstancia dificultó el proceso de investigación, dado que, en
general, se acepta que la eficiencia de las técnicas - en el caso la contable -
se constate en el uso (una técnica es lícita, es válida en función de ser
utilizada) y la contabilidad se encuentra perfectamente divulgada y
justificada". (Aguilar, otros,1987:9).
En el trasfondo analítico, puede observarse, que tanto la postura que vincula a
la contabilidad con la dogmática jurídica-contable, como la que la adscribe al
estudio de las leyes de control económico - por tan solo citar dos ejemplos -
están congénitamente ligadas a concebir la "objetividad" contable
como el resultado de la lectura de su objeto de estudio desprendido de una
interpretación valorativa, homologando el precepto de las ciencias físico-naturales
en donde se tienen como supuestos epistemológicos la objetividad y la
neutralidad axiológica. El problema de los valores se plantea para los
contables, en el nivel de lo irracional, como una "guerra entre diferentes
dioses", y como lo dijera Max Weber, "sobre esos dioses y luchas
gobierna el destino, pero no por cierto la ciencia".
Esta visión instrumental, eminentemente positivista, acepta acríticamente el
destino manifiesto de la sociedad en que se vive, de donde se desprende el carácter
conservador y legitimador del orden social que ha tenido la contabilidad desde
sus propios orígenes como disciplina.
4.1.3. La Necesaria Revisión Conceptual del Entramado Contable
Al no existir una matriz epistemológica para el desarrollo de un plan inicial -
siguiendo la concepción Lakatosiana de programas de investigación - que diera
continuidad a los miembros de un colectivo disciplinario, la contabilidad como
corpus conceptual se refugió fatalmente en la instrumentalización de su
practica, la cual fue subsumida en la institucionalización de una normatividad
compendiada en una serie de directrices convencionales denominadas principios de
contabilidad generalmente aceptados, cuya forma de "legitimación", se
ejecuta con la autorización casi coercitiva de un organismo regulador, que por
"arte de magia" adquiere la potestad omnicomprensiva de dictar estándares
pragmáticos, depredadores de cualquier inquietud valorativa de construcción teórica.
En este sentido, entonces,
¨el sistema de normalización contable es un rasgo del sistema económico
occidental, que adquiere carácter operativo profesional a nivel internacional
mediante la IASC (Comisión de Normas Internacionales de Contabilidad), y a
nivel del continente latinoamericano a través de la AIC (Comisión
Interamericana de Contabilidad". (Aguilar, otros,1987:10).
Las transformaciones que se han producido y que con mayor velocidad se están
produciendo en el mundo contemporáneo, colocan en evidencias las notables
limitaciones de la perspectiva positivista. Las profundas mutaciones del poder
mundial referidas a la revolución tecnológica de la información, la
mundialización económica, una vasta revolución teórica, la automatización
del capital, etc., son indicios suficientes para renovar el arsenal teórico
contable, que permita enfrentar el tipo de problemas planteados y las formas de
organizar las respuestas, en correspondencia con las tendencias de cambio de la
sociedad del futuro, para lo cual es un imperativo reconstruir los supuestos
epistemológicos y organizativos de la disciplina contable.
4.2. La Normalización Contable: Otra Visión Gregarista y Subalterna
del Positivismo
Esta regulación, cuya pretensión reside en la uniformización de los estándares
contables, sobre bases no precisamente consensuadas, a través de una comunidad
cientícico-contable, que se constituya en filtro de garantía epistémica, ha
sido clasificada por algunos autores , en tres supuestos "subprogramas de
investigación", que coinciden precisamente con los periodos coyunturales
de crisis de la economía capitalista, hoy sutilmente denominada economía de
mercado:
· "Subprograma" de Aceptación generalizada (1917-1959).
· "Subprograma" Lógico ( 1959 -1973 ).
· "Subprograma" Teleológico ( 1973 - en adelante) .
En toda esta construcción normativa existe un denominador común y es el
insoslayable reduccionismo mecanicista al empiropositivismo, que niega que la
actividad cognoscitiva sea estructuralmente metódica, y que ésta estructuración
solo será entendida en la medida que dé paso a la innovación, a la emergencia
de caminos no sospechados, precisamente porque ella no sigue un camino rectilíneo
ni una dirección inercial.
El primer pretendido "subprograma" de aceptación generalizada, que
trabajó los fermentos de la normatividad contable, comete el pecado origina de
tomar en consideración casi exclusivamente, como referentes empíricos, hechos
comunes de la realidad económico-financiera, definiéndolos como los únicos,
seguros y dignos de la interpretación normativa, cuya guía no puede ser otra
que la cuestionada metodología empiroinductivista. De esta manera se produce,
desde el comienzo de la postulación de los principios, una evaluación ingenua
que tiene como colofón la superficialidad de los resultados.
¨La concepción ideológica de esta primera etapa puede resumirse en una frase
G.O. May, presidente del Special Committe on Cooperation with the Stock
Exchange: ¨Las reglas de la contabilidad son el producto de la experiencia, más
que de la lógica¨. Con ello, el subprograma de búsqueda se caracteriza porque
el respaldo de una determinada norma radica en el hecho de ser comúnmente
practicada. Dicho de otro modo, la aceptación generalizada se apoya en la
creencia de que debe seguir practicándose lo que se practica, con lo que el
principio contable se sustenta en el hecho de ser compartido, circunstancia que
asegura que será entendido e, incluso, exigido por el usuario, con lo que su
utilización se hace deseable". (Tua,1995:24).
Un criterio que se generalice, desde el plano de las apariencias, sin lograr
discernir las esencias de los hechos, de los fenómenos y de los contextos,
permanecerá en el plano de la especulación y del saber aparente. Como en su
etapa primigenia de la aceptación generalizada, los contextos son excluidos y
no tienen ninguna significación, el marco referencial que guía la estructuración
de los principios contables, se construye a partir del status quo de la práctica,
en tal sentido la construcción disciplinar, queda minusválida y expósita a no
aprehender de la historicidad y a no dar sentido y orientación a la cualificación
científica de la contabilidad.
El segundo "subprograma" denominado lógico, surge como subsidiario
del primero que había entrado en colapso, en tanto no había cumplido los propósitos,
entre los cuales merece mencionarse, la uniformidad en la consolidación de la
información financiera; la falta de respuestas a las intrincadas necesidades y
problemáticas del mundo especulativo de las finanzas; amén de la tardía
pretensión de hallar un núcleo racional conceptual, desde el cual, realizar la
construcción de los estándares contables, tratando de imponer desde el
trasfondo la insólita creencia, que solo es válido el conocimiento técnicamente
utilizable.
Aún cuando esta última pretensión es loable, no por ello deja de ser una
ilusión nacida de las entrañas propias de organismos cuyo primado, nos es
precisamente dedicarse al trabajo analítico y exploratorio de las conexiones
entre las categorías más abstractas (conceptos) y su contrastación rigurosa
con el material empírico construido -a la usanza popperiana - para su falsación.
Dentro de la pretensión de hallar un núcleo conceptual racional, para desde
ese presupuesto proyectar la reconfiguración de la normatividad contable, se
incurre en otra precariedad metodológica: creer que las bases científicas de
las disciplinas se construyen a través de consensos políticos, en razón de
adhesiones gremiales o profesionales. No, la ciencia no juega a la obtención de
mayorías. Los marcos conceptuales para abordar nuevos campos de investigación,
solo pueden generarse en el interior de una tradición de práctica científica,
cuyo escenario de legitimación son las comunidades científicas, donde se
formulan los problemas y se intentan soluciones; que desde su carácter
predictivo, pueden conducir a nuevas reelaboraciones, nuevas significaciones y
formas de significar.
En este sentido, hacia 1959, el AICPA, organismo regulador Norteamericano crea
the accounting principles board (A.P.B)., el cual "estuvo constituido por
un grupo de dieciocho expertos procedentes de diversos sectores, en un claro
intento de que la emisión de las normas se sustentara en la más amplia
representatividad posible", (Tua, 1995:27). Es decir, se sustituye la
rigurosidad conceptual, que sugiere competencia y decantación científica, por
niveles de representación gremial.
Se desconoce de plano, entonces, que el dominio confiable de sistemas de
información como el contable, necesitan ser entendidas en su relación con los
métodos y procedimientos, los cuales además son una derivación de supuestos
teóricos, metodológicos y epistemológicos.
El trabajo que sustenta esta propuesta lógica de apariencia teórico-formal,
queda consignada en las elaboraciones de Moonitz y Sprouse y Moonitz, cuyo
itinerario metodológico pretende estar soportado, en una mal entendida heurística
positiva, que no conduce a la elaboración de un marco teórico fuerte que
sustente los principios, sino por el contrario en una jerarquización de
conceptos ordenados en catorce postulados, que a su vez se agrupan en tres
categorías: la del entorno económico de la contabilidad, el ámbito de la
disciplina y los imperativos; atalaya desde la cual se vislumbra la construcción
de los principios y finalmente el cuerpo de normas que regirán el sistema
fundamentalmente de la contabilidad financiera. El maestro Rafael Franco ha
advertido en su análisis, refiriéndose a este itinerario metodológico,
"Es una ilusión de transparencia en palabras de Bachelard. La apariencia
del modelo hipotético deductivo ha dado para que muchos autores interpreten y
generen en los investigadores la ilusión de haber logrado en la historia del
pensamiento contable desarrollar programas de investigación con la aplicación
de métodos deductivos, constituyentes de prestigio en la historia del
conocimiento. Sin embargo cuando se toman estos modelos aparentemente hipotético
deductivos y se someten a la crítica hermenéutica, se encuentra el verdadero método
de construcción, el modelo no se construyó de arriba hacia abajo, se hizo de
abajo hacia arriba, es decir la observación, la creación de clasificaciones y
finalmente la justificación de las prácticas, no aparece allí una formulación
desde los conceptos de la lógica o de la sicología que pueda considerarse como
hipotético deductiva. Es un modelo pragmático al cual se le construyó un
corpus justificatorio que está muy lejos de ser un corpus de conocimiento científico".
(Franco, 1998:211).
Ciertamente se trató de un intento, que descarta todo análisis desde la
racionalidad científica y, más bien, se pretende construir una herramienta
normativa justificatoria de las formas de organización de la sociedad
capitalista, en donde se trata de hacer de la contabilidad una disciplina
anodina proclive a la dinámica vertiginosa del cambio del escenario global.
En esta misma dirección aparece el tercer "subprograma" denominado
teleológico, el cual emerge como una nueva alternativa frente a la fallida
uniformidad, que debería surgir con ocasión del sustrato "teórico"
del "subprograma" lógico. El propósito central de este nuevo
entuerto, reside en derivar estándares contables a partir de observar los
objetivos de la información financiera, es decir, los objetivos de la información
financiera deben tener un criterio teleológico, esto es, proveer de utilidad a
la información para la toma de decisiones, especialmente la relacionada con la
protección de la inversión bursátil. Esta visión teleologizante de la
contabilidad, determina un progresivo debilitamiento de enfoques teóricos y
metodológicos, que instala un cierto pesimismo sobre el futuro de la
disciplina.
De otro lado, es necesario develar que este "subprograma" nace, en el
escenario de un nuevo entorno económico, que tiene como soporte la hegemonía
del fundamentalismo dogmático del pensamiento único neoliberal, en donde se
gesta un nuevo patrón de acumulación, que al decir de Gorostiaga, "ésta
concentración es más intensa y monopólica que las otras formas de capital
aumentando la brecha entre el norte y el sur. La repercusión de este fenómeno
ha llevado a una desmaterialización creciente de la producción donde cada vez
se requieren menos materias primas por unidad de producto".
(Gorostiaga,1992:23).
Aparece el mercado como fuente suprema de toda autoridad, como herramienta
eficaz para la regulación de las funciones económicas, políticas y sociales
de los Estados, independiente de sus condiciones de asimetría estructural y de
su heterogeneidad identitaria. En ese sentido, el proceso normalizador contable,
no escapa a esta ola que recorre el mundo como una nueva peste apocalíptica, en
tanto como lo argumenta Tricker, "la contabilidad depende de la ideología
y de las costumbres sociales, siendo en definitiva, el resultado del entorno
cultural dominante". (Tricker, citado en Tascón,1995:68).
Este es uno de los preceptos que encuentran los neoliberales, para justificar la
metamorfosis necesaria a que se ve abocado el capitalismo para dar respuesta a
las nuevas situaciones de crisis a que se ve enfrentada esta sociedad de fin y
comienzos de milenios. Crisis que tienen su más significativo correlato hacia
1973, periplo caracterizado por una gran recesión económica, con altas tasas
de inflación y bajas tasas de crecimiento y, donde lo contable debe
atemperarse, a las nuevas formas de productividad y competitividad, que entre
otros aspectos básicos, tienen que ver con la capacidad para procesar información
en un mercado de turbulencia financiera y de automatización del capital.
Otra controversia que parece marcar el desarrollo disciplinar contable, está
referido a la oposición entre la consolidación de una teoría general para la
contabilidad y la praxis de las aplicaciones contables. Esta dicotomía tiene
como trasfondo, una concepción de teoría como dominio separado, cuyo fin se
agota en si misma, y de las aplicaciones y sistemas contables como manipulación
técnica de los datos. Entre el fetichismo de lo conceptual y el fetichismo de
las aplicaciones prácticas, existe una característica común: la arbitraria
separación excluyente entre teoría y praxis.
Como corolario puede decirse entonces que, toda investigación que se reclame
como coherente y busque superar la superficialidad de la mera especulación o
copia impresionista de la realidad, en donde como lo plantea Bachelard, se pase
del "Estado concreto, en el que el espíritu se recrea con las primeras imágenes
del fenómeno y se apoya sobre una literatura filosófica que glorifica la
naturaleza y que, extrañamente, canta al mismo tiempo a la unidad del mundo y a
la diversidad de las cosas", a un "estado abstracto, en el que el espíritu
emprende informaciones voluntariamente substraídas a la intuición del espacio
real, voluntariamente desligadas de la experiencia inmediata y hasta polemizando
abiertamente con la realidad básica, siempre impura, siempre informe",
(Bachelard, 1976:11), debe necesariamente utilizar las categorías teóricas y
los referentes empíricos. En este sentido todo proceso de investigación es al
mismo tiempo un proceso teórico y empírico, en tanto la teoría sin datos que
la apoyen es vacía, inocua, especulativa y, los datos sin una teoría que
alumbre su camino, serían completamente estériles, opacos y carentes de interés.
Solo asumiendo con responsabilidad, el desarrollo disciplinar desde el horizonte
de la construcción y consolidación de comunidad académica, se podrá superar
esa visión menestral que se nos ha asignado a los contables como gregarios de
un conocimiento práctico y tecnicista, marcados con estereotipos como la
descripción hecha por un contador Norteamericano, que decía:
"el contador público es un hombre que ha pasado de edad mediana, enjuto,
arrugado, inteligente, frío, pasivo, sin compromiso con nadie, con ojos de
bacalao, cortés en sus relaciones, pero al mismo tiempo insensible, calmoso,
abominablemente compuesto a la manera de un poste de concreto o una argamasa de
hierro fundido. Una petrificación humana con un corazón de feldespato y sin
adarme siquiera del germen de la amistad; sin tripas y sin pasión o sentido del
humor. Afortunadamente, nunca se reproducen y todos ellos van a parar al
infierno" . (Hubbard, 1988:437).
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* Contador Público Titulado de
la Universidad del Cauca
Magister en Estudios Sobre Problemas Políticos Latinoamericanos - Universidad
del Cauca
Especialista en Docencia sobre Problemas Políticos - Universidad del Cauca
Profesor de la Facultad de Ciencias Contables Económicas y Administrativas - U.
del Cauca
Ex - Consultor del PNUD
Ex-Asesor del Programa Presidencial para la Reinserción
1.Una concepción errónea del "método
científico", es considerarlo como una herramienta infalible de cuya
aplicación indiscriminada aparece como por generación espontánea toda clase
de conocimiento. Tan solo se requiere aplicar el algoritmo o receta, para que de
manera correspondiente aparezca de forma refleja las representaciones de los
nuevos conceptos.
2.Un mayor desarrollo de estas aproximaciones conceptuales, se pueden encontrar
en el Artículo "Reflexiones Braudelianas sobre globalización económica:
El historiador como pionero", escrito por Eric Helleiner. En: Revista Análisis
Político No. 39 Enero-Abril 2000 - Instituto de Estudios Políticos y
Relaciones Internacionales - Universidad Nacional.
3.El nombre de "positivismo" fue acuñado por Auguste Comte, pero con
la debida previsión, también es imputable para caracterizar las posturas de
Johon Stuart Mill y toda la tradición intelectual que desde Comte, no solo
alcanza nuestros días sino, que, se imbrica hacia atrás hasta alcanzar a Hume
y ciertos filósofos de la Ilustración.
4.Esta misma taxonomía de los postulados positivistas, puede ser consultada en
el texto de José María
Mardones: "La Filosofía de las Ciencias Humanas y Sociales - Materiales
para una fundamentación científica", Editorial Antropos, en el acápite
referido a "La primera polémica explícita de la filosofía de las
ciencias sociales: positivismo decimonónico frente a la hermenéutica".
Pags. 27-30.
5.Entre los autores que han realizado aproximaciones interpretativas sobre los
periodos de configuración de la normatividad contable, figuran entre los más
representativos, Leandro Cañibano, Tua Pereda y nacionalmente Rafael Franco
Ruiz.
6.Esta taxonomía es tomada del trabajo realizado por el profesor Jorge Tua
Pereda, para analizar el itinerario que han seguido la construcción de los
principios de general aceptación (libro Lecturas de Teoría Contable, referido
en este mismo escrito).